¿Qué es la caja de arena?
Muchas veces, acudimos a la consulta del psicólogo con una idea de lo que nos sucede. Muchas otras no somos capaces de encontrar de dónde viene nuestro malestar y deberá ser el psicólogo el que logre separar y organizar toda esa información, empleando distintas técnicas. Entre ellas se encuentra la técnica de la caja de arena, un método aplicado a menudo en psicología infantil, ya que los niños, por su nivel de desarrollo, suelen tener dificultades para expresar sus sentimientos.
La técnica de la caja de arena, en su nombre original sandplay, fue ideada por la psicoterapeuta suiza Dora M. Kalfflos. Se utiliza principalmente para acceder a información en la que el paciente no ha reparado de manera consciente.
Para acceder a estos contenidos no conscientes, se emplea una caja llena de arena, en la que el usuario, en silencio, va colocando diferentes figuras. Estas representan elementos o personajes, reales o fantásticos . Entre estas figuras podemos encontrar personas, animales y plantas, construcciones, medios de transporte, señales o divisores naturales (rocas, madera), elementos fantásticos, personajes de películas, accesorios…
Los resultados son variados, y existen multitud de interpretaciones posibles para una caja de arena. Por ejemplo, si encontramos personajes solos en la caja, esto puede denotar soledad o sentimiento de abandono por parte del paciente. Por otro lado, si predomina la violencia en la escena, eso puede significar cierto sentimiento de desolación.
¿Qué utilidad tiene la Técnica de la Caja de Arena?
Es muy útil cuando hablamos de personas que tienen dificultad para hablar sobre sus emociones. Esta técnica se relaciona precisamente con pacientes que han sufrido, por ejemplo, algún tipo de trauma (abusos, malos tratos…). También son de utilidad con personas que atraviesan un duelo o tienen trastornos emocionales o de conducta.
Los niños acaban de estrenar su vida emocional. Están en pleno desarrollo de emociones complejas, y a menudo no son capaces de expresar lo que les ocurre.
Mediante las fotografías que el terapeuta toma del resultado de la caja, se pueden analizar diversos patrones mentales en la inconsciencia del paciente. Es una técnica interesante porque se aleja del plano lingüístico. En muchas ocasiones, el paciente no es capaz de verbalizar lo que le ocurre, especialmente cuando hablamos de niños. Así, pese a la imposibilidad de verbalización, el psicólogo puede tener una muestra del problema.