LENGUAJE ORAL:


El término, trastorno del lenguaje, se utiliza para hacer referencia al deterioro o el desarrollo deficiente de la comprensión y/o expresión oral, utilizando de manera errónea el sistema de símbolos hablados, escritos u otros, incluyendo la morfología, la sintaxis, la semántica y la pragmática. Podemos distinguir:

  • Retaso simple del Lenguaje (RSL): Monfort y Juarez lo consideran un desfase cronológico del conjunto de los aspectos del lenguaje en un niño/a que no presenta alteraciones evidenciales a ningún nivel. En los casos más leves iniciales remite espontáneamente y los casos más graves se debe intervenir. Cuando su desarrollo lingüístico, no lleve asociado ningún déficit intelectual, sensorial ni privación sensorial, puede acompañarse de problemas afectivos o de inmadurez.
  • Trastorno Específico del Leguaje (TEL): Retraso y alteración de la comprensión y la expresión del lenguaje sin causas sensoriales, anatómicas, ni neurológicas que lo justifiquen.  Inicialmente, puede confundirse con un retraso y no es hasta los 5-6 años cuando se considera el TEL como posibilidad diagnóstica.  Es una alteración grave y de duración prolongada desde la infancia, hasta la adolescencia, pudiendo dejar secuelas de mayor. Se puede sospechar cuando el niño manifiesta alguna de las siguientes características:
    • Desinterés comunicativo o intención comunicativa  gestual.
    • Aparición de las primeras palabras después de los dos años.
    • La unión de palabras comienza después de los tres años.
    • Vocabulario muy reducido a los cuatro años.
    • Lenguaje telegráfico (ausencia de determinantes y nexos gramaticales).
    • La comprensión del lenguaje es mejor que la expresión.
    • Suelen ser niños/as sensibles, tímidos, faltos de seguridad, …
  • Afasia adquirida: Pérdida total o parcial del lenguaje, una vez desarrollado, debido a un daño cerebral sobrevenido (accidente, ictus, meningitis, tumor) Esta patología, que se puede encontrar tanto en adultos como en niños, es similar desde el punto de vista de la causa, no así desde el punto de vista del pronóstico e intervención debido a la plasticidad cerebral propia de los niños.